Una conversación con mi cerebro me llevo a divagar
sobre la conveniencia o no de seguir amando y tras muchas horas de
conversaciones mudas y de discusiones incoherentes e irrelevantes, llegué a la
conclusión de que tampoco tenía nada mejor que hacer. Así que seguiré en ese
estado levitativo al que me traslado cuando estoy enamorada.
Empiezo a
cuestionarme si estas conversaciones me debilitan como ser humano o por el
contrario me elevan hasta convertirme en un ser por encima de lo divino. Creo
necesitar un siquiatra con carácter de urgencia para que me ubique si no a mi,
sí a mi cerebro. No cuestiones ¿por qué? convierto en dos entes independientes
el cerebro y mi persona, la respuesta es muy sencilla en cuestiones de amor, el
cerebro y el corazón tienen vida propia Y no lo digo yo, si no alguien que era
mucho más inteligente ¡que por cierto ahora no recuerdo!
- Estaba escribiendo un poema de amor y ante la
falta de inspiración se me fue el santo al cielo y plasmé en el papel una
pincelada de desvaríos...
Lo
dicho; pásame el teléfono de tu siquiatra...
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