Era el penúltimo día de vacaciones
los cuatro amigos decidieron salirse del camino para aventurarse y
perder de vista a los excursionistas y andarines que habían decidido tomar la
montaña en aquella mañana de Domingo. A Luna, la perra de Mapel y su novio Homy como todos
le llamaban en honor a su serie favorita Los Simsons, le encantaba salir
corriendo y perderlos de vista para regresar a sus llamadas y encontrar que sus
amigos se habían escondido, entonces ella corría de un lado a otro hasta encontrarlos
entre ladridos y saltos de alegría, por haber dado con ellos, cosa que hacía
siempre y muy rápido dicho sea de paso.
Cuanto más se adentraban en el
bosque el escenario era más espectacular, un follaje espeso los cubría dejando
pasar algunos rayos de sol que formaban un juego de luces y sombras
verdaderamente armoniosos, dando a la situación un ambiente propicio para la
aventura. El sendero pronto pasó de ser estrecho a un manojo de ramas, troncos
y piedras que aumentaban de tamaño a medida que avanzaban en el ascenso de la
montaña. — Parar
un poco, llevamos dos horas caminando y tengo ganas de hacer pipi — gritó Cata. Mientras
se separaba del grupo perdiéndose entre la maraña de arbustos que había a su
derecha. — No lo entiendo
como puede mear tanto, ha meado nada mas dejar el coche y no ha bebido nada
desde que hemos empezado subir la montaña — Dijo Mabel
soltando una carcajada al ver que Cata gritaba a Luna para que la dejara mear
tranquila — !Queréis hacer
el favor de llamarla! no puedo mear si me está mirando — Luna como siempre
custodiaba al mas desvalido y debió parecerle que era Cata en cuclillas y con
el culo al aire la mas desfavorecida en aquel momento.
Cuando Cata volvió al grupo se río con ganas
al ver que sus compañeros habían aprovechado el alto para dar cuenta al paquete
de galletas de chocolate que tanto habían criticado al descubrirlo en su
mochila — Pero no decíais
que era una chorrada llevar galletas — y alargo la mano
hacia Tete para recibir su parte. Luna iba y venía alrededor de ellos y de
pronto enfiló a la carrera retrocediendo por el camino andado hacía un rato y
por más gritos que le profirió Homy — Lunaaaaaaa, Luna
ven aquí — no dio atisbos
de querer volver, oían como sus ladridos cada vez se alejaban mas de ellos y
Mabel dijo — Solo espero no
tener que bajar a buscarla — Cata miró a Tete
con ojos de suplica y este se dirigió hacia los arbustos por los que había
desaparecido la perra — Luuunaaa — iba gritando. De repente se dejaron de oír
los ladridos y un grito sordo de Tete les hizo estremecer a los tres amigos.
CONTINUARA…
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