Un paseo por el alma

Un paseo por el alma

Hace algún tiempo empecé a escribir para canalizar toda esa imaginación y creatividad que a veces me desborda y me quema por dentro. Elegí dejarla volar a través de cuentos, relatos, poemas y en ocasiones simplemente como una reflexión en voz alta. Todo esto, no tendría sentido si no lo puedo compartir contigo que tan generosamente te has detenido a leer a esta aprendiz... de todo.

sábado, 5 de mayo de 2012

Un tronco en mitad del camino



Imaginemos un bosque con frondosos árboles; encinas, hayas, una docena de nogales y pinos, muchos pinos. Algunos arbustos donde crecen todo tipo de bayas, arándanos, frambuesas y moras entre otras. Hay claros donde las flores silvestres crecen libres, siempre en desorden y creando un precioso abanico de mil colores como si de un arcoíris se tratara. La brisa pasea por el olor a madreselva y labanda si te acercas a la ladera de una joven y pequeña falla. No podía faltar un riachuelo de agua fría y cristalina que corre a toda prisa para llegar a la laguna que le aguarda con los brazos abiertos.

Para completar el lienzo dibujemos a sus habitantes, si levantamos la mirada hacia el follaje de los árboles podemos encontrar todo tipo de pájaros revoloteando, cerca de la laguna observaremos a las familias del martín pescador, haciendo sus piruetas para bajar a pescar en el menor de los intentos posibles, ¡cuidado! dónde pisáis porque bajo nuestros pies existe un mundo casi invisible al ojo humano. Sí, me refiero a todos los insectos que aunque nos parezcan feos ellos también forman parte del encanto del paisaje.

En nuestro paseo por el sendero que bordea el riachuelo de repente nos encontramos con un enorme tronco que nos impide el paso, ¿Y ahora que hacemos?

Aprovechar para hacer un alto en el camino, reponer fuerzas y merendar, ese bocata que llevas en la mochila.También puedes optar por bordear el tronco, pensando que así podrás descubrir otros rincones inéditos, que de no salir del camino trazado por el capricho de la naturaleza no conocerías jamás. Los más ágiles y atrevidos pueden saltarlo. Los habrá que lo apartaran del camino para dejar el paso libre a los que vengan detrás. Incluso si el solo no puede esperará que venga alguien más para emprender la labor de moverlo. También se puede hacer como la ardilla, subirse al tronco y utilizarlo de observatorio para alcanzar a ver mas allá de lo que este a nuestra altura.

Seguro que hay miles de opciones y todas ellas tan validas como estas... Lo verdaderamente importante es que un contratiempo como el tronco caído en mitad del camino no puede ni debe impedirnos disfrutar de las vistas y mucho menos paralizarnos para no poder seguir avanzando en nuestro paseo por el bosque.



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