Para los que esperan
leer una reflexión filosófica y trascendental, desde ya les advierto que no lo
es… para que después no me vengan a reclamarme nada… Solo pretendo llamar la
atención de aquellos que están acostumbrados a robar el tiempo a los demás.
Hoy reunida conmigo
misma, mantenía una charla amigable e intimista en la que anotaba mentalmente
una lista de cosas que tenía que hacer antes del viernes y me he dado cuenta
que me faltaba tiempo…
— Me faltará tiempo,
no podré hacerlo todo.
Y no, no me faltaba
tiempo es que los demás me andan robando mi
tiempo y lo que es peor, además impunemente. He tenido que esperar tres
cuartos de hora en la consulta de un médico «No encontraba la ficha de un
paciente». Cuando fui a desayunar tardaron más de 20 minutos en servirme un café «uff es que es la hora
punta», tenía una reunión de trabajo y la persona ha llegado media hora tarde
«disculpa, el tráfico» a la hora de la sienta me han llamado cuatro empresas de
telefonía y eso que les he suplicado mil veces que me borren de su lista de
posibles compradores… pero es inútil ellos siguen robándome mi tiempo.
Y luego me quejo de
que a veces pierdo el tiempo tumbada sin hacer nada, solo contemplando las
musarañas… o a lo mejor no lo estoy perdiendo, porque si es una decisión mía
andar ahí perreando unas horas, es porque me apetece hacer eso y no otra cosa,
por lo que deja de ser una perdida de tiempo para convertirse en una elección
personal, a lo mucho… lo podría clasificar como ¿un tiempo mal empleado…? Pero sin ninguna
duda ese, es mi tiempo y lo administro como yo quiero.
Conclusión: El
tiempo que robamos a los demás es irrecuperable para la victima, seamos
respetuosos con el tiempo ajeno. Con el nuestro podemos hacer lo que nos rote…
incluso hasta perderlo, aunque yo no lo recomiendo hay tantas cosas por hacer…
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